jueves, 22 de diciembre de 2011

Libres para ser iguales

Libertad..un derecho que debiera ser inherente a la condición humana.  Libertad de expresión, de opinión , de culto. Parece tan obvio, ¿no? Quizás es una de las pocas cosas en que la gran mayoría de la población estaría de acuerdo….todos tenemos derecho a vivir en libertad. Pero que tremendamente difícil es vivir realmente libres.
Mi libertad, ¿hasta donde llega? “Hasta que amenace la libertad del vecino” podría ser una respuesta comúnmente aceptada. Y ahí empiezan los problemas. Ese límite  tan difuso, tan subjetivo, ¿dónde fijarlo? ¿cómo fijarlo? He estado pensando harto sobre este tema y la verdad es que no he logrado llegar a una respuesta convincente.
Hace unas semanas se generó un intenso debate a partir de la invitación que habría enviado una autoridad para celebrar la trayectoria de un militar, actualmente preso por crímenes contra los derechos humanos. Con lo aberrante que puedan haber sido sus delitos o lo abominable que el personaje en cuestión pueda parecer, ¿no es la gente libre de celebrar a quien quiera?
En Alemania, reconozco no recordar exactamente en qué ciudad, después de meses de deliberaciones finalmente la Corte dictó sentencia: se le prohibía a un joven musulmán realizar, en su lugar de estudio, los rezos diarios obligados por su religión. Estamos hablando de extender una pequeña alfombra y dirigir una plegaria en dirección a la Mecca. El fundamento de esta sentencia: esta libertad fomentaría odios religiosos entre compañeros de estudio. Lo mismo ocurre, desde mi percepción, con la prohibición de las mujeres musulmanas a llevar el cabello cubierto en territorio francés.
Entonces, asumiendo que la mayoría está de acuerdo con las libertades individuales, ¿estamos realmente preparados para aceptar las libertades ajenas al mismo tiempo que exigimos y practicamos las nuestras? Con mucho dolor creo que no lo estamos. ¿Cómo podría yo prohibir a alguien cumplir con sus ritos religiosos, que por lo demás no me dañan en lo absoluto? ¿Cómo decirle al de al lado, lo que tiene que pensar, decir, creer, a quien debe recordar, celebrar u olvidar? Al final, pareciera que el hombre finalmente no logra evolucionar: sí, entiende la libertad como un derecho. Siempre que esa libertad defienda la misma religión que la propia, las mismas ideologías y los mismos temores. Cuantas peleas se generan porque no somos capaces de entender la libertad del otro. Yo misma, al escribir una opinión, me he visto censurada por quienes piensan distinto, porque olvidan que como todos tengo libertad de opinión y expresión. Y creo que pocas cosas son más enriquecedoras para una sociedad moderna que la heterogeneidad de sus miembros. Pero, insisto que, lamentablemente no estamos preparados para ella.